Las empresas de seguridad privada han reforzado su sistema de vigilancia durante la pandemia.
Durante los últimos años, las empresas de seguridad han ampliado sus funciones y ya no sólo se ocupan de velar por la protección de instituciones, propiedad privada y residencias sino que también se encuentran a cargo -en muchos casos- de la atención al público. De esta manera, se convirtieron en colaboradores imprescindibles en bancos, instituciones de salud, establecimientos educativos, plantas industriales o barrios privados.
El alto índice de delitos contra la propiedad, aún frente a un escenario de pandemia, obligó a los responsables de seguridad de las empresas y barrios privados a hacer frente a esta difícil situación. Es por eso que muchas de ellas debieron reforzar sus sistemas de vigilancia para lograr mantener a salvo sus activos sin descuidar su función principal: proteger a las personas.
“La situación se volvió más complicada aún si se tiene en cuenta que el presupuesto con el que se cuenta se redujo debido a los reiterados aumentos del dólar, que impactan de lleno en los sistemas de circuito cerrado de televisión (CCTV). Asimismo, la coyuntura actual obligó al sector a reducir puestos de seguridad, en una época en la que deberían aumentarse.
En el caso de las empresas de seguridad, en reiteradas ocasiones, la opción para hacer frente al ajuste fue reducir los puestos y horarios de vigilancia, política que mantiene equilibrados los gastos pero multiplica la posibilidad de contingencias. El ejemplo más ilustrativo lo ofrecen las instituciones de salud, que deben mantener controles estrictos en áreas como farmacia, maternidad o chequeo en altas de pacientes. Por esta situación, afirman que las empresas dedicadas a tal fin se ven afectadas con los recortes presupuestarios.
Las empresas de seguridad privada deben ser socios estratégicos de sus clientes. Tienen que conocer sus problemáticas particulares y buscar soluciones que resuelvan sus necesidades en seguridad, adaptadas a la realidad económica de cada empresa. No existe una fórmula única, pero siempre encontramos soluciones adaptadas a la realidad de cada cliente. Además, debemos entender que nuestros clientes confían en nosotros el cuidado de sus recursos económicos y humanos, pero también su estabilidad económica se encuentra íntimamente relacionada a que sus proveedores se adapten a la realidad en circunstancias complejas como la presente”.